Domingo 10 de octubre de 2010
Velódromo de Anoeta - San Sebastián
Aforo: 4500 espectadores
Solo las grandes bandas pueden permitirse el lujo de comenzar con dos horas de retraso un concierto sin que los reciban a pedradas. Cabía la duda de si Guns N' Roses seguía siendo una de ellas o se había convertido en un mero tributo a lo que representó en la década de los ochenta, una pregunta que seguramente rondaba la cabeza de los muchos aficionados que tuvieron que refugiarse de la lluvia a la espera de que se abrieran las puertas del velódromo. Cuando el público comenzó a entrar en el recinto los técnicos todavía estaban con las pruebas de sonido pero huelga decir que todo el mundo hizo gala de una paciencia digna de admiración y mantuvo la compostura. Buena toma de contacto.
Muchos recuerdos de un Philip Bierk bien conservado a la dicotomía Sebastian Bach-San Sebastián y a la presencia de Axl Rose entre bastidores, un artista al que el canadiense siempre ha estado muy ligado. Una pena que no se arrancaran a cantar juntos alguno de los temas en los que han colaborado. Le acompañaron Rob DeLuca, Bobby Jarzombek y las guitarras de Johnny Chromatic y Nick Sterling, que a sus veinte años fue la otra gran estrella del concierto, siempre bajo la atenta mirada de Bierk. Había incluso quién pensaba que se trataba de su hijo. Un sonido limpio y contundente para una hora de buena música que se hizo corta para muchos asistentes.
Al frente de la banda un Axl Rose algo fondón al que se le notan más los años en el cuerpo que en la voz. Los que esperaban a un cantante de capa caída pueden dejar las sospechas a un lado.
Más de dos horas y media de concierto empañadas en gran medida por un sonido deplorable en las primeras canciones que fue mejorando poco a poco pero que no llegó a alcanzar las cotas de calidad de los teloneros. Seguramente la acústica del velódromo hizo de las suyas otra vez pero por momentos la voz del cantante era inexistente, dejando al público la labor de tararear las canciones. Con todo, un muy digno regreso de una de las bandas más emblemáticas del rock, liderada por un Axel Rose absolutamente entregado a su propia leyenda. Nadie niega que a esto se le llama vivir de rentas pero lo cierto es que no todos lo hacen con la misma clase.
Keichi
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