Wednesday, November 10, 2010

RavenHeart en el concierto de Guns N' Roses y Sebastian Bach del 10/10/10

Guns N' Roses + Sebastian Bach
Domingo 10 de octubre de 2010
Velódromo de Anoeta - San Sebastián
Aforo: 4500 espectadores

Solo las grandes bandas pueden permitirse el lujo de comenzar con dos horas de retraso un concierto sin que los reciban a pedradas. Cabía la duda de si Guns N' Roses seguía siendo una de ellas o se había convertido en un mero tributo a lo que representó en la década de los ochenta, una pregunta que seguramente rondaba la cabeza de los muchos aficionados que tuvieron que refugiarse de la lluvia a la espera de que se abrieran las puertas del velódromo. Cuando el público comenzó a entrar en el recinto los técnicos todavía estaban con las pruebas de sonido pero huelga decir que todo el mundo hizo gala de una paciencia digna de admiración y mantuvo la compostura. Buena toma de contacto.

A las 21:30 dio comienzo el show con los acordes de la mítica Slave to the Grind a cargo de Sebastian Bach. El grupo que lidera el ex-cantante de Skid Row ofreció un auténtico recital de clásicos del hard-rock, dando prioridad a los temas de su antigua banda sobre los de su nuevo disco en solitario. Apenas sonaron cuatro canciones de Angel Down, incluida la versión de Back In The Saddle de Aerosmith. Así, el  público pudo disfrutar con Here I Am, Stuck Inside, Piece Of Me, 18 And Life y Monkey Business, cerrando el concierto I Remember y Youth Gone Wild.

Muchos recuerdos de un Philip Bierk bien conservado a la dicotomía Sebastian Bach-San Sebastián y a la presencia de Axl Rose entre bastidores, un artista al que el canadiense siempre ha estado muy ligado. Una pena que no se arrancaran a cantar juntos alguno de los temas en los que han colaborado. Le acompañaron Rob DeLuca, Bobby Jarzombek y las guitarras de Johnny Chromatic y Nick Sterling, que a sus veinte años fue la otra gran estrella del concierto, siempre bajo la atenta mirada de Bierk. Había incluso quién pensaba que se trataba de su hijo. Un sonido limpio y contundente para una hora de buena música que se hizo corta para muchos asistentes.

No tardaron demasiado los Guns N' Roses en salir al escenario ante un público completamente entregado. Abrieron la caja de los truenos con Chinese Democracy, aunque no abusaron demasiado de su nuevo disco. Se hicieron esperar pero después de Welcome To The Jungle pudimos disfrutar de muchos de los hits de Appetite for destruction y Use Your Illusion, temazos como Sweet Child O' Mine, Mr. Brownstone, It´s So Easy, Rocket Queen, You Could Be Mine o Nightrain, así como las sempiternas versiones de Knockin' On Heaven's Door y Live And Let Die. En el encore remataron la jugada con Don't Cry, una versión del Whole Lotta Rosie de AC/DC y una Paradise City en medio de una lluvia de confetis y fuegos artificiales. Solamente se echó en falta Civil War, algo que no olvidó Slash en su concierto del Azkena Rock Festival de Vitoria.

Al frente de la banda un Axl Rose algo fondón al que se le notan más los años en el cuerpo que en la voz. Los que esperaban a un cantante de capa caída pueden dejar las sospechas a un lado.

 El frontman delegó gran parte del protagonismo en sus numerosos acompañantes, Frank Ferrer a la batería, Tommy Stinson al bajo, Richard Fortus, DJ Ashba y Ron “Bumblefoot” Thal a las guitarras, Chris Pitman a los teclados y el veterano Dizzy Reed. Todos tuvieron su momento de gloria, intercalando numerosos solos instrumentales en los que se atrevieron con versiones de los temas de James Bond y La Pantera Rosa e incluso con referencias a Ziggy Stardust y el Another Brick In The Wall de Pink Floyd, aunque quizás el momento más logrado fue el de Axel Rose al piano emulando a Elton John, culminado en una emotivísima November Rain.

Más de dos horas y media de concierto empañadas en gran medida por un sonido deplorable en las primeras canciones que fue mejorando poco a poco pero que no llegó a alcanzar las cotas de calidad de los teloneros. Seguramente la acústica del velódromo hizo de las suyas otra vez pero por momentos la voz del cantante era inexistente, dejando al público la labor de tararear las canciones. Con todo, un muy digno regreso de una de las bandas más emblemáticas del rock, liderada por un Axel Rose absolutamente entregado a su propia leyenda. Nadie niega que a esto se le llama vivir de rentas pero lo cierto es que no todos lo hacen con la misma clase.

Keichi

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