Wednesday, November 10, 2010

RavenHeart en el KOBETASONIK 2009 - Crónica del Sábado 19 de Julio

Este año 2009 RaVenHearT volvió al festival de Bilbao Kobetasonik. Muchos fuimos los miembros y amigos de este sitio que allí nos reunimos para disfrutar de una nueva edición del festival.

Dricius nos narra en este artículo los detalles del sábado, con sus valoraciones sobre los grupos, el ambiente... un poco de todo!

Tras un merecido descanso, y con las pilas cargadas, vuelvo a las campas del monte Kobetas, para asistir a la segunda jornada de festival. Una jornada en la que la lluvia es ya sólo un recuerdo, y que va a estar marcada por el calor.

Como bien se comentó en la crónica del viernes, la organización del evento era mucho mejor que el año anterior, incluso la subida en autobuses gratis, en los cuales no había que esperar nada de cola. Eso se agradeció porque esperar con las ganas de llegar que se tienen y con el calor que hizo este día, hubiese minado el buen humor de más de uno de los asistentes.
Mientras nos dirigíamos al recinto estaba tocando EKON, así que no os puedo hacer ningun comentario al respecto.

Es grande la tentación de afirmar que, cuando accedí al recinto del festival, pasadas las tres de la tarde, Lauren Harris llevaba ya un tiempo aburriendo al personal. Pero como en ningún momento me acerque siquiera a escuchar un poco de su actuación, he de admitir que ignoro si la hija del gran Steve Harris dio el concierto de su vida, o nos dio el mismo coñazo de siempre. Por lo que a mi respecta, y tras haberla visto, no es sólo que Lauren Harris tenga mucho que aprender todavía, es que, para empezar, debería hacer una música que tuviera más que ver con los festivales en los que actúa, porque su pop/rock sosaina va a acabar por colmarnos la paciencia.

Yo no sé cuantas veces la he visto ya en concierto, como telonera, en festivales, etc y sigo pensando que canta por ser hija de quien es, no porque lo haga bien. Pero nos vino bien este concierto porque así pudimos acercarnos a la barra, aprovisionarnos e ir a sentar para coger fuerzas ya que el día iba a ser duro.

GOD FORBID: Sunsblood
Hacia las cuatro menos veinte, el grupo de Nueva Jersey subía el escenario principal, y unos cuantos curiosos nos acercábamos a descubrir su propuesta. Que consiste en ésa mezcla de hardcore y death/thrash melódico sueco que tan popular han hecho bandas como Killswitch Engage, o Shadows Fall. En el cado de God Forbid, podría decirse que su metalcore se acerca más al thrash metal americano de grupos como Nevermore o Annihilator, con lo que estamos hablando de un grupo con personalidad propia, y no de uno de tantos clones que surgen cada vez que un estilo se “pone de moda”.
Hacía un sol de justicia, lo que mermó considerablemente las posibilidades del grupo de atraer a un público, que había optado masivamente por recuperar fuerzas, y buscar alguna de las escasas zonas de sombra que había por el recinto. Los pocos que nos acercamos, tampoco estábamos para muchos trotes, quedando tanto festival por delante, y tomamos una actitud bastante pasiva, con más curiosidad que entusiasmo hacia lo que escuchábamos desde el escenario. No deja de ser la respuesta normal que recibe un grupo en las primeras horas de un festival que se prevé largo, y más aún cuando, a diferencia de Gojira, el grupo en cuestión no es muy conocido entre la audiencia.
God Forbid, sin embargo, no se dejaron contagiar de la indolencia del público, y aprovecharon la oportunidad para darse a conocer y demostrar que tienen unos muy buenos temas, y un gran directo. Gran actuación de un grupo muy a tener en cuenta en la escena del metalcore y del thrash americano, y del que espero que podamos disfrutar en más y mejores ocasiones, porque merecen mucho la pena.

Efectivamente, mientras Dricius, Keichi y yo, May, fuimos a ver, por curiosidad por mi parte al menos, a este grupo el resto fue a descansar bajo la sombra de un árbol y eso que escaseaban en el recinto, para poder darlo todo en el siguiente y esperado concierto.
A mi me pareció una banda sin más pero reconozco que intentó por activa y por pasiva animar a los presentes.

BUCKCHERRY: Weak butterfly
He de admitir que mi ignorancia hacia esta banda era supina antes de este festival. Pero la entusiasta respuesta que recibía cada vez que preguntaba a alguien por ellos me habían suscitado un gran interés y una gran curiosidad por el grupo angelino. Todos sabemos que muchas veces las expectativas desmesuradas pueden ser un regalo envenenado, si no se ven satisfechas, y éso es precisamente lo que me ha pasado a mí con la gran esperanza blanca del hard rock americano.
Mucha gente se había acercado al segundo escenario para ver la actuación de Buckcherry. Un público que en todo momento aplaudió la actuación de la banda, respondiendo a los temas, y arropando al grupo. Pero la actuación no llegó a despegar en ningún momento. Ahora bien, no tengo nada negativo que decir de este grupo, eso que quede bien claro. Ni por temas, ni por actitud, hicieron un mal concierto; su cantante Josh Todd tiene una gran voz, que me recordó muchísimo a la de Steven Tyler, y el resto del grupo también demostró profesionalidad; pero mientras God Forbid me habían dejado impresionado, admito que la actuación de Buckcherry me dejó completamente frío.

DRAGONFORCE: Ultra sobreactuado Breakdown
Mucha gente, y muy joven, se agolpaba al frente del escenario principal del Kobetasonik para presenciar el show de sus grandes ídolos. Es espectacular la manera en que esta banda ha crecido en la estima del público, hasta hacerse con una fiel base de fanáticos, que disfruta de sus discos y de su directo. He de admitir que yo no estoy entre ellos. Será que no juego al Guitar Hero.
Dragonforce, si se caracterizan por algo, es por ser exactamente iguales en disco que en directo. Me explico: la primera vez que les escuché me dejaron impresionadísimo; tres canciones después, me habían saturado. Y en directo es lo mismo; si te gustan sus discos, te garantizo que vas a disfrutar una barbaridad; si no, al segundo tema ya estarás harto, de los saltitos arrítmicos de su teclista, y de las monerías de su guitarrista Sam Totman –el que no es oriental- que hace que Chiquito de la Calzada parezca el epítome de la sobriedad; muy estrangulable. Insisto, si te gusta el grupo es muy probable que te encante su directo, y probablemente, por lo mismo que a mí me desagrada: su exageración. Ahí esta la clave de Dragonforce; de su sonido, de sus discos, de sus temas de siete minutos, de ésos solos que son todos iguales, y de su sobreactuadísimo directo. En el Kobetasonik, fueron una víctima más del nefasto sonido del escenario principal –su teclista tuvo problemas toda la actuación-; aún así sus fans se lo pasaron en grande con ellos; mientras que la otra mitad del público, hacíamos chistes con un grupo que, todo sea dicho, se presta mucho al chiste fácil y malintencionado. Yo tuve la suerte de tener junto a mí, a alguien que compartía mi opinión sobre Dragonforce, así que estuve bastante entretenido con comentarios del tipo: “Cuando terminen, el cantante retoma su gira con Camela”, o “Escuchándoles en casa, me habría dado tiempo a ir a la cocina, hacerme un sandwich, comérmelo, y para cuando hubiese vuelto, todavía siguen con el solo”.
En definitiva: Si te gustan no me hagas ni puto caso, Dragonforce te van a encantar en directo. Si no te entusiasman, te echarás unas risas con las pintas de su teclista –le echaron de los Pegamoides y de la banda de Tino Casal por vestir demasiado kitsch- y con los saltitos que pega –también es meritorio estar todo el concierto saltando sin parar, y que ni uno solo de dichos saltos coincida con el ritmo-. Por lo demás, demasiado sobreactuados.

PAPA ROACH: Getting away with pintas
He de confesar que a día de hoy, todavía me cuesta admitir que Papa Roach es un grupo que me encanta. Sé que es una tontería, pero tanto por su pasado, como por sus pintas, no puedo evitar el sonrojo cuando admito que sus últimos tres discos me parecen una absoluta maravilla. Supervivientes de un estilo –el nu metal- del que eran uno de los más grandes y más respetados exponentes; en 2004 publican “Getting away with murder”, y dan el salto a un hard rock, macarra y pegadizo, que no reniega de su pasado, pero que a cautivado a quienes abominábamos del chándal, como es mi caso.
Papa Roach dieron un conciertazo en el Kobetasonik. Así de simple. Estuvieron inmensos, llenos de energía, conectando con el público desde el primer tema, y alternando canciones de sus cinco discos, consiguiendo además, que sonaran perfectamente homogéneas. “Between angels and insects” podía haber pasado tranquilamente por un tema más de “The Paramour Sessions”, tal como la tocaron ésa tarde. El sol y el calor sofocante no hicieron mella en ningún momento en el grupo, ni en el público que no paró ni un momento de saltar y corear los temas, con un Jacoby Shaddix, que en directo se reveló como un gran frontman El sonido acompañó, como a casi todos los grupos que tocaban en este segundo escenario, por lo que la fiesta fue completa, y cuando terminaron con su mítica “Last Resort” podía verse una sonrisa de satisfacción en el rostro de todo el mundo.
Grandísima actuación, y grandísima banda. Independientemente de que salgan en la Mtv, del rimel, y de los flequillitos a lo emo. Son un grupazo.

ANTHRAX: ‘Cause in Kobetasonik I am the law!!!
Los conciertos de Anthrax suelen ser una experiencia bastante contradictoria: por un lado, mientras están sobre el escenario será uno de los mejores conciertos de tu vida; pero cuando terminan, y te das cuenta de que han tocado sólo setenta míseros minutos, el cabreo que te llevas a casa suele ser monumental. Por eso, yo imaginaba que en un festival, en el que las limitaciones de tiempo son algo que se da por hecho, la experiencia sería mucho más positiva. Y vaya si lo fue.
Anthrax dieron, el que para mí fue, uno de los mejores conciertos de esta edición del Kobetasonik. Desde los primeros compases de la inicial “Indians” pudimos disfrutar de una descarga de Thrash Metal absolutamente espectacular, con un grupo dándolo todo, y un público entregadísimo, entre el que se empezaron a formar los primeros mosh pits de la jornada. Además, contábamos con un nuevo aliciente, y era el descubrir al nuevo vocalista del grupo, Dan Nelson, que superó la prueba con nota, gracias a unas cualidades vocales que a más de uno nos dejaron con la boca abierta. Con una voz más cercana a la de John Bush, que al tono de Belladona, pero haciendo de vez en cuando algunos agudos espectaculares. No se movió mucho por el escenario, pero casi ni me di cuenta de ello, porque de ésa parte del espectáculo se encargaron un Frank Bello y un Scott Ian lisa y llanamente pletóricos, que no pararon quietos, y que escoltaron al nuevo vocalista haciendo coros a lo largo de todo el show. El concierto se basó en clásicos del grupo de la etapa Belladona, entre los que cabe destacar la versión de Joe Jackson “Got The Time” y “Caught In A Mosh”. Tocaron también un par de temas de su próximo disco “Worship Music” para ponernos los dientes largos, e hicieron un único tema de la etapa de mi idolatrado John Bush, mi gran favorita “Only”. Se despidieron con otro de sus grandes himnos “I Am The Law”, provocando más delirio y más mosh pits entre el personal.
Para cuando leáis estas líneas, el grupo ya ha anunciado la expulsión de Dan Nelson, por problemas de índole personal con el resto del grupo, y el inicio de las audiciones para encontrar a un nuevo vocalista, que regrabe todo el nuevo disco. Visto lo visto en el Kobetasonik, es una lástima, porque Dan Nelson causó una gratísima impresión. Ya veremos que ocurre, pero esperemos que no tarden en encontrar a alguien y vuelvan a hacernos disfrutar como lo hicieron en el Kobetasonik. Insisto, junto con Journey, los grandes triunfadores del festival. Grandiosos.

LIZZY BORDEN
El siguiente grupo en actuar eran los americanos Lizzy Borden, que sustituían a Thin Lizzy tras la lesión de espalda de su batería el gran Tommy Aldridge. Una lástima. Como nunca he sido fan de Lizzy Borden, aproveché para dar una vuelta por los diferentes puestos de merchandising, y para hablar con los amigos que siempre te encuentras a cada dos pasos que das en este tipo de festivales. De Lizzy Borden nada puedo contáros.

IN FLAMES: Reroute to Kobetasonik
Concierto de circunstancias el que dio el grupo de Goteborg. Su guitarrista Jesper Stromblad se encuentra recluido en una clínica desintoxicándose de su alcoholismo, por lo que les acompaña el compañero de Anders Friden en Passenger, Niklas Engelin. Además, y esto sí que les dio problemas, en el Kobetasonik no pudieron contar con teclados, ignoro el motivo, lo cual daba lugar a que tuvieran que rehacer el setlist momentos antes de subirse al escenario. El primer efecto de la ausencia de teclados era que, de un plumazo, nos quedábamos sin algunos de sus grandes clásicos en directo como “Only for the weak” o “Colony”. La contrapartida era que podríamos escuchar temas que no suelen hacer tan a menudo, como fue el caso de “The Hive” –que ya habían hecho en la gira de presentación de su último “A sense of purpose” pero que para mí siempre es una agradabilísima sorpresa-, o de “Bottled”.
El principal problema, a pesar del sempiterno incordio que suponía el sonido en el escenario principal, era que con un setlist elaborado de improviso y a pocos minutos de subirse al escenario, la coordinación entre los componentes del grupo no podía ser la habitual, lo que lastró en gran medida el show de In Flames, con más parones y más prolongados de lo habitual entre tema y tema. El vocalista Anders Friden, tampoco estuvo muy fino, y es que en la primera parte del show, abusó muchísimo de ese hábito que tiene de hacer algunas frases de las canciones habladas, en lugar de cantadas, no sé si me explico. Hacia mediados del concierto, cuando ya se había hecho de noche, el sonido empezó a mejorar, lo que ayudó y mucho a que el final del concierto fuera mucho más intenso y más parecido a lo que In Flames nos tienen acostumbrados.
De esa manera, el show de In Flames fue oscilando, entre grandes temas que provocaron el delirio y las avalanchas en las primeras filas, como la recuperada “Episode 666”; pausas para que los miembros del grupo se aclararan sobre cual sería la siguiente canción; y de nuevo otro subidón, y es que con la colección de temas de que disponen los suecos, y cargando las tintas en discazos como “Whoracle” y “Colony”, poco margen tienen para fallar los de Goteborg. Esperemos que en su próxima visita no sufran ningún percance; aunque ojala que todos los grupos a los que les pase algo parecido, nos den conciertos tan buenos como el que In Flames terminaron haciendo esa noche.

DREAM THEATER: Awake into systematic infinity
Noche cerrada sobre el Kobetasonik cuando una gran parte del público del festival se acerca temeroso al segundo escenario a ver qué nos tienen reservado los reyes del Metal progresivo. Otra gran parte del público del festival se alejó del segundo escenario, temerosos de lo que los reyes del Metal progresivo pudieran ofrecer. Y es que mientras a buena parte de la audiencia nos encandilan sus temas largos, sofisticados y complejos, y sus conciertos de tres horas; hay otro buen montón de gente que afirma aburrirse soberanamente con ellos.
Yo me confieso del primer grupo, y si bien admito que sus discos siempre tardo bastante en hacerme con los temas de sus nuevos discos, siempre merece la pena hacer el esfuerzo de adentrarse en sus propuestas. De todas formas, Dream Theater se presentaban en un festival, ante un público que no era el suyo, y he de admitir que no las tenía todas conmigo sobre si saldrían victoriosos del envite. Pero según empezaban a sonar los primeros acordes de “In the presence of my enemies” todos mis temores se disiparon; no por la respuesta del público, sino porque la hora y media que siguió me la pasé alucinando. De todos es sabido que estamos hablando de cinco virtuosos, incluso de los mejores del mundo en su instrumento en los casos de Mike Portnoy a la batería, y John Petrucci a la guitarra. La compenetración que tienen, la fuerza con la que tocan, y lo buenas que son las canciones –nada de virtuosismo hueco, que no lleva a ninguna parte- hacen que sus conciertos sean ceremonias absolutamente increíbles. Y no importa las veces que les hayas visto, ni lo bien que te sepas las canciones, la grandeza de Dream Theater esta en que siempre te hacen sentir como si fuera la primera vez que les ves. Siempre sorprenden.
Mike Portnoy llevó al Kobetasonik dos kits completos montados como si de una sola batería se tratase, que daba la impresión de tener tres bombos. En la parte final del concierto, se pasó al segundo kit, desde donde interpretó “Erotomania” la pieza instrumental de su disco Awake de 1994. Si antes del concierto me preguntan qué me parece que Dream Theater interpreten un tema instrumental de siete minutos, mi respuesta hubiera sido que me parecía una soberana cagada; cuán equivocado hubiera estado. A partir de ése momento, un gran concierto se transformó en algo absolutamente memorable. Al igual que en el disco, a “Erotomania” le siguió “Voices”; y tras esta “Metropolis” que sonó demoledora y puso el broche de oro al que para mí, junto a Journey y Anthrax, fue el mejor concierto del festival. En “Metropolis”, además el teclista Jordan Rudess, muy activo durante todo el concierto, moviéndose entre los teclados que tenía montados sobre unos brazos giratorios, abandonó su plataforma, y saltó al escenario con otro teclado más pequeño que llevaba colgado a modo de guitarra –cualquier comparación con el teclista de Dragonforce sería sencillamente grotesca-, para animar aún más a un público enloquecido con uno de los temas más grandes en la carrera de los neoyorkinos. Acabado el concierto, y mientras me esforzaba por recuperar el aliento, no pude evitar recordar una crítica que le leí a un gilipollas que se las daba –se las sigue dando- de súper periodista musical, reseñando el disco en directo “Once in a livetime”, a propósito del medley con el que terminaba dicho disco y en el que Dream Theater hacían un trozo de “Metropolis”. Afirmaba que ya no se atrevían a interpretar su gran obra maestra entera, que era demasiado para ellos. Para que os fiéis de lo que leáis por ahí. Desde entonces Dream Theater han seguido haciendo “Metropolis” enterita en infinidad de conciertos, de hecho podemos escucharla en dos de los cuatro discos en directo que han publicado desde 1998; y en el Kobetasonik la interpretaron para delirio de los que les prestamos la atención que se merecen, como colofón a un concierto apoteósico. Admito que para quienes no conocieran los temas tal vez no lo fuera, no lo sé. Para mí, insisto, y nunca me cansaré de hacerlo: Dream Theater, Journey, y Anthrax –sin ningún orden entre ellos- lo mejor del Kobetasonik 2009.

MÖTLEY CRÜE: Dr. Feelgood (Geriatra)
Llegaba el turno de las grandes estrellas de la noche: Mötley Crüe. Y para mí que no pude ir a verles a Zaragoza a la gira del circo, era la gran oportunidad de ver a estas leyendas del hard rock con todo su montaje. Pues ya tenemos la primera decepción de la noche: de montaje nada de nada. Ni batería giratoria, ni ninguna de las tonterías con las que algún imbécil había intentado convencernos de que habían llenado un montón de trailers –no se de qué me sorprendo; hay una revista que todos conocemos y, en alguna ocasión, hemos leído, en la que sistemáticamente se inventan las noticias de portada desde hace un montón de años, así que en internet imagínate la cantidad de mentiras que se hacen circular-. Otro problema del show de Mötley Crüe, fue que las pantallas que flanqueaban el escenario emitían imágenes pregrabadas, con lo que la gran mayoría de los presentes teníamos una visión muy limitada de lo que ocurría sobre el escenario. Una lástima. Imagino que lo hicieron para que la visión del rostro de Mick Mars no nos convirtiera a todos en estatuas de sal.
Mötley Crüe sonaron muy bien –increíblemente bien tratándose del escenario principal- pero pecaron de irregulares. Empezaron demasiado fuerte, ni más ni menos que con un “Kickstart my heart”, que muchos echamos de menos en los bises, pero cada vez que el concierto empezaba a coger ritmo e intensidad, ellos hacían una pausa. Discursitos, solos, más discursos, y los temas iban cayendo pero la fiesta seguía sin empezar. Probablemente gran parte de la responsabilidad de que Mötley Crüe se quedaran a medio gas la tengan Vince Neil, y Nikki Sixx. La puesta en escena del grupo siempre ha recaído en ellos, y en el Kobetasonik el bajista estuvo bastante ausente; mientras que el cantante, falto de forma, y en ocasiones limitado de voz, no pasó del aprobado. Todo lo contrario cabe decir de Mick Mars, que padece una gravísima enfermedad degenerativa en sus huesos, y aún así estuvo al pie del cañón.
Para el bis, dejaron la balada “Home sweet home”, tras la cual el grupo dejó solo sobre el escenario a Tommy Lee, que estuvo cinco minutos haciendo corear al público los nombres de sus compañeros, para luego largarse y dejarnos con una impresión agridulce en exceso sobre lo que en el escenario había acontecido. Un concierto que no fue malo, unos temas que forman parte de la leyenda y que fueron más que correctamente interpretados; pero que se vieron lastrados por una, a mi humilde entender, mala elección del orden de los temas, que unida al anticlímax del final de concierto, me dejan un cierto poso de decepción.

HATEBREED: Destroy everything!!!!!!
A las dos de la mañana, muchos de los asistentes al festival emprendían el camino que les llevaría a la tienda de campaña, o a los autobuses. ¡¡¡Insensatos!!!
Nunca había escuchado a Hatebreed antes del Kobetasonik, y he de admitir que carezco de hardcore en mi colección de discos; por lo que me acerqué al escenario secundario del festival con más curiosidad que verdadero interés. Pero ante el brutal despliegue de Jayme Jasta y sus muchachos, dudo mucho de que alguien se quedara mirando durante su actuación. Y es que, aunque las condiciones no hubieran podido parecer más adversas, Hatebreed apenas tardaron un par de temas en convertir la explanada ante el escenario en un inmenso mosh pit, en el que no hubo un solo segundo de tregua. Que a estas alturas del festival, con todo el cansancio acumulado de dos días, de haber lidiado tanto con la lluvia y el barro, como con el sol y el calor; un grupo consiga la respuesta masiva de la práctica totalidad de los asistentes a su actuación es algo que sólo puede calificarse como proeza. Y es que ahí nadie paró quieto. El derroche de energía de los de Connecticut fue tal que prendió entre el público como si de una balsa de gasolina se tratara. Actualmente, están presentando su disco de versiones/homenaje “For the lions”, del que hicieron la versión de los Black Flag, otros clásicos absolutos del género, y que sonó matadora entre el resto de su artillería. De entre la que destacaría la poderosísima “Destroy everything” que fue coreada incluso por aquellos que la escuchábamos por primera vez.
Un gran fin de fiesta, equiparable al que Suicidal Tendencies nos ofrecieran la noche anterior, con unos Hatebreed pletóricos, que nos exprimieron hasta la última gota de sudor, y pusieron el broche de oro a un gran festival. Mucha crema.

Aunque lo dimos todo en este concierto, que efectivamente, consiguió sacar energías a los asistentes de modo que luego nos trasladamos a la carpa a aprovechar las últimas horas.
Daba pena que el festival llegase a su fin y las despedidas de los allí reunidos fuesen obligatorias.
Sólo cabe decir, que lo pasamos muy muy bien, aunque durante esta noche hubo ciertos incidentes que hicieron peligrar el buen humor.
Os esperamos a todos el año que viene.

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